Desde Roncesvalles, tras culminar la cima de Ibañeta situada a 1057 metros, llegas hasta un lugar donde la naturaleza reina. Rodeada de montes, este pequeño pueblo situado a 365 metros ofrece el privilegio de respirar historia pero sobre todo descanso. Esta localidad situada en el kilómetro cero del Camino de Santiago es protagonista de muchos acontecimientos históricos. Su localización entre dos territorios provoca una cascada de dos culturas que se suman para crear una sola. Uno de los iconos de ésta es el folklore de los Bolantes de Luzaide. Grupo de dantzaris que al son de los cascabeles inunda de color la localidad y hace disfrutar al público.

Las altas montañas que vigilan este paraje provocan un micro clima que hace a un más especial si cabe a Luzaide Valcarlos. Desde la plaza de Santiago, rodeando el monumento al Peregrino de Jorge Oteiza, puedes perderte en el sin fin de senderos y rodearte de las hayas y castaños que tiñen de color cada rincón. Su localización permite ir más allá y seguir disfrutando con todo tipo de paisajes puesto que no sólo puedes perderte entre las montañas, sino que a pocos minutos puedes cerrar los ojos y ver la luz del mar.

Otro de los iconos del entorno de nuestra localidad es la extensa Selva de Irati que consta de un territorio de más de 17.196 Has. Este lugar situado entre los Valles de Aezkoa y Salazar también conecta a través de montes como Orhi (2019metros) con localidades de Iparralde como Larraun. La selva de Irati ofrece la posibilidad de realizar todo tipo de actividades como senderismo, BTT, o actividades sobre la nieve como esquí de fondo o paseos con raquetas. En cada rincón se respira tranquilidad y belleza. El embalse de Irabia ayuda a volver aún más hermoso este lugar. Sus aguas cristalinas crean en él un marco natural incomparable.

A 10 escasos kilómetros se encuentra otra de las maravillas del entorno de Luzaide Valcarlos. El pueblo de Saint Jean Pied de Port, contagia su belleza en cada rincón. Desde las calles rocosas, hasta las murallas que rodean la localidad se puede respirar la esencia de cultura e historia de este lugar. Al visitar el castillo de la Citadelle que reina todo el pueblo, nos imaginamos todo lo que ha podido suceder en aquella fortificación, la cual hoy en día alberga un colegio pero que en los años 1936 y 1939 albergó a unos 500 niños refugiados vascos de la guerra civil española.